
La gran desventaja es el limitado tiempo de operación. el chorro de vapor y oxígeno puede proporcionar el empuje necesario de cohetes bastante ligeros, pero tiene una velocidad de escape razonablemente baja y consecuentemente un impulso específico pobre. La capacidad de transportar a un hombre antes del despegue, limita la cantidad de propelente que puede ser usado, por lo cual dichos cohetes únicamente pueden volar tan solo aproximadamente 30 s.
Un bipropelente mas convencional puede proporcionar un empuje específico al doble, sin embargo en tal caso el peróxido resulta -a pesar de las altas temperaturas generadas- un poco más frío que otros propulsores que pudiesen ser utilizados y ello reduce mucho el riesgo de quemaduras o de heridas.
En contraste con los motores a reacción que expulsan principalmente aire atmosférico para producir el empuje, los cinturones cohete son un poco menos simples de construir que los turborreactores. El clásico cinturón cohete puede ser construido -tipo Wendell Moore- en condiciones de nivel taller, pero se necesita un conocimiento de ingeniería adecuado y un manejo de alto nivel de manufactura y manejo de máquinas herramientas.
Los principales defectos del cinturón cohete son la corta duración de vuelo (aproximadamente 30 s), el gasto razonablemente alto del propelente (peróxido de hidrógeno) y el peligro de volar debajo de la altitud mínima para poder usar paracaídas, y de ahí sin ningún tipo de seguridad y la enorme dificultad de volar manualmente dicho dispositivo. Estas circunstancias limitan el rango de aplicación de cinturón cohete a solamente vuelos públicos de demostración. Los vuelos de los jet packs acaparan la atención de los espectadores y gozan de gran éxito. Por ejemplo, un vuelo fue practicado durante la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984
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